La mayoría de los sitios web están construidos en lenguaje HTML con marcas o etiquetas que se muestran cuando se visualiza el código fuente, pero que permanecen ocultas en la visualización normal de los navegadores y que contienen información sobre el contenido de la página, enlaces hacia otras páginas, formatos de letra, color, párrafos, imágenes, vídeos, etc.
Los orígenes de la Web se basaron en el carácter abierto y universal de la base de la Web: el lenguaje HTML, y el empleo de archivos ASCII y los gráficos GIF y/o JPG. Esto permite a los buscadores clasificar los documentos HTML de la red y ponerlos en una página web a modo de índice o catálogo, que se puede mostrar por medio del navegador.
Gracias a que el lenguaje HTML se ajusta a unas normas estandarizadas, todos los ordenadores pueden reproducir correctamente esos documentos. Sin embargo, el lenguaje HTML se quedaba corto pues, orientado a la presentación de datos, la información que ofrece es muy limitada, no permite describir datos y no es extensible, esto es, únicamente ofrece un pequeño número de etiquetas.
El sistema evolucionó y se realizaron algunas mejoras para hacer este lenguaje algo más dinámico con la introducción de otros elementos como DHTML, Javascript, hojas de estilo e, incluso, se añadieron a la Web otros lenguajes que permitieran ofrecer una información más estructurada, como el lenguaje XML, pero hacen falta otros lenguajes que permitan una descripción más detallada del documento y de su contenido, y que faciliten la comunicación entre los ordenadores. Y también hace falta una nueva generación de buscadores más inteligentes que puedan leer y evaluar rápidamente los documentos de Internet.
Así pues, el desarrollo de la Web semántica requiere la utilización de otros lenguajes como el lenguaje estructurado XML (Extensible Markup Language) y el lenguaje RDF (Resource Description Framework) que puedan dotar a cada página, a cada archivo y a cada recursos o contenido de la red, de una lógica y un significado, y que permitan a los ordenadores conocer el significado de la información que manejan con el fin de que esta información pueda no sólo ser presentada en pantalla, sino también que pueda ser integrada y reutilizada.
Así pues, el desarrollo de la Web semántica requiere la utilización de otros lenguajes como el lenguaje estructurado XML (Extensible Markup Language) y el lenguaje RDF (Resource Description Framework) que puedan dotar a cada página, a cada archivo y a cada recursos o contenido de la red, de una lógica y un significado, y que permitan a los ordenadores conocer el significado de la información que manejan con el fin de que esta información pueda no sólo ser presentada en pantalla, sino también que pueda ser integrada y reutilizada.
XML ha logrado convertirse hoy en un lenguaje estándar. Se trata de un subconjunto del complejo y sofisticado lenguaje SGML que aporta datos estructurados a la Web y que se ha convertido en la infraestructura preferida para el intercambio de datos. Además, las páginas XML pueden ubicar metadatos, esquemas XML y esquemas RDF, que aportan un mecanismo para que los programas puedan interpretar y comprender documentos con un vocabulario descriptivo.
Para poder explotar la Web semántica, se necesitan lenguajes semánticos más potentes, esto es, lenguajes de marcado capaces de representar el conocimiento basándose en el uso de metadatos y ontologías. Utilizando anotaciones RDF y RDF Schema se pueden presentar algunas facetas sobre conceptos de un dominio del conocimiento y se puede, mediante relaciones taxonómicas, crear una jerarquía de conceptos. Pero se precisan lenguajes de marcado (basados en RDF) con una mayor expresividad y capacidad de razonamiento para representar los conocimientos que contienen las ontologías. Además, estos lenguajes deben ser estandarizados y formalizados para que su uso sea universal, reutilizable y compartido a lo largo y ancho de la Web. Se necesita un lenguaje común basado en web, con suficiente capacidad expresiva y de razonamiento para representar la semántica de las ontologías. De esta forma, la utilización de lenguajes tales como OWL son una paso más en la consecución de la Web Semántica.
Es necesario, pues, crear una ontología o biblioteca de vocabularios descriptivos/semánticos, definidos en formato RDF y ubicados en la Web para determinar el significado contextual de una palabra por medio de la consulta a la ontología apropiada. De esta forma, agentes inteligentes y programas autónomos podrían rastrear la Web de forma automática y localizar, exclusivamente, las páginas que se refieran a la palabra buscada con el significado y concepto precisos con el que interpretemos ese término.
Para poder explotar la Web semántica, se necesitan lenguajes semánticos más potentes, esto es, lenguajes de marcado capaces de representar el conocimiento basándose en el uso de metadatos y ontologías. Utilizando anotaciones RDF y RDF Schema se pueden presentar algunas facetas sobre conceptos de un dominio del conocimiento y se puede, mediante relaciones taxonómicas, crear una jerarquía de conceptos. Pero se precisan lenguajes de marcado (basados en RDF) con una mayor expresividad y capacidad de razonamiento para representar los conocimientos que contienen las ontologías. Además, estos lenguajes deben ser estandarizados y formalizados para que su uso sea universal, reutilizable y compartido a lo largo y ancho de la Web. Se necesita un lenguaje común basado en web, con suficiente capacidad expresiva y de razonamiento para representar la semántica de las ontologías. De esta forma, la utilización de lenguajes tales como OWL son una paso más en la consecución de la Web Semántica.
Es necesario, pues, crear una ontología o biblioteca de vocabularios descriptivos/semánticos, definidos en formato RDF y ubicados en la Web para determinar el significado contextual de una palabra por medio de la consulta a la ontología apropiada. De esta forma, agentes inteligentes y programas autónomos podrían rastrear la Web de forma automática y localizar, exclusivamente, las páginas que se refieran a la palabra buscada con el significado y concepto precisos con el que interpretemos ese término.
Por lo tanto, para potenciar el uso de ontologías en la Web, se necesitan aplicaciones específicas de búsqueda de ontologías, que indiquen a los usuarios las ontologías existentes y sus características para utilizarlas en su sistema.