Saturday, June 14, 2008

Hospitales y Clínicas Trabajan Felices con FLORENCE


Una demora quirúrgica que no llega al mes, 45 minutos de espera media en urgencias, asistencia a un coste un 50% inferior al de otros centros públicos, atención multilingüe y médicos deseosos de entrar a trabajar. Son algunos éxitos del hospital español que más lejos ha llevado la innovación en tecnología

ISABEL PERANCHO

En el Hospital de Torrevieja (Alicante) nada escapa a la mirada de Florence. La llegada del último paciente, cada acto médico, la medicación que usa el sanitario, cuánto se demora esa consulta... Todo queda registrado en este programa informático desarrollado íntegramente en España y bautizado con el nombre de una popular enfermera británica.

El centro, que abrió sus puertas en octubre de 2006, nació con un objetivo claro: pensar en digital desde el primer día. A los médicos se les incentiva para no utilizar el papel. "El boli sólo lo usamos para firmar", confirma uno de los facultativos del hospital. El 'corazón' de esta estructura es el centro de control informático, un 'bunker' en el que 28 personas trabajan 24 horas al día para que todo funcione como un reloj. Tras año y medio de rodaje, la maquinaria tecnológica va a la perfección. Y EL 'SOFTWARE' FLORENCE YA SE ESTÁ EXPORTANDO A OTROS PAÍSES.

Florence es el emblema del Hospital de Torrevieja y su mejor carta de presentación. Los directivos del centro han empezado a cantar sus excelencias ante los más variados auditorios: en Portugal, Perú, México, Puerto Rico, Moldavia, Letonia, Azerbaiyán, Kazajistán... Este 'software', desarrollado específicamente para el hospital alicantino en colaboración con Microsoft y otras empresas punteras del sector tecnológico, tiene ofertas de muchos lugares del mundo.

El interés responde, en parte, a su competitivo precio. En comparación con otros programas informáticos de gestión sanitaria que se pueden encontrar en el mercado y que no bajan de los seis millones de euros, Florence resulta una verdadera ganga. Su desarrollo se consiguió con un desembolso 10 veces inferior, por apenas 600.000 euros, y se está comercializando por 300.000.

Su mayor mérito, sin embargo, es haber colaborado a alumbrar un nuevo concepto de sanidad pública apoyada en las nuevas tecnologías de la comunicación. Y, además, con éxito. El resultado de esta inversión en lo digital es una asistencia más barata pero más eficaz y ágil, con menor margen de error, mayor satisfacción del paciente y del profesional sanitario y de alta calidad.


LOS LOGROS

¿Puede un programa informático obrar semejante 'milagro'? Estos son algunos de los beneficios terapéuticos que atribuyen los directivos del Hospital de Torrevieja a Florence en el año y medio que lleva en servicio: el tiempo medio de espera en el área de urgencias ronda los 45 minutos; en el centro no hay lista de espera (la demora quirúrgica desde el diagnóstico hasta el paso por el quirófano apenas llega al mes); se presta asistencia pública a un coste casi el 50% más bajo que el de un centro público tradicional y en varios idiomas (el 60% de los usuarios es extranjero) y, al contrario que en el resto del país, la escasez de profesionales no es tan acusada.

"Tenemos radiólogos esperando a entrar", asegura Luis Barcia, director gerente del Departamento de Salud 22 de la Comunidad Valenciana, al que asiste el hospital, un área que abarca 10 municipios alicantinos con una población de más de 150.000 personas y que en los meses de verano ronda las 600.000 almas. ¿El secreto? Mientras el sueldo medio anual de un especialista se acerca en otros centros a los 60.000 euros, en Torrevieja la remuneración puede llegar a los 100.000.

Eso sí, siempre que Florence lo apruebe. Porque esta supervisora digital lo hará si el médico se aviene a trabajar con ella. Parte de los emolumentos se cobran en forma de retribución variable y para ello hay que entrar en el sistema. Así, por ejemplo, el salario base de un facultativo es de alrededor de 36.000 euros. Puede ganar hasta 18.000 más en concepto de carrera profesional, en función de su experiencia y responsabilidad, y entre 24.000 y 36.000 adicionales, que variarán dependiendo de su actividad y de cómo gestione el gasto, detalles que revela el sistema informático.

El 'espionaje' no parece haber sentado mal a la plantilla, si no más bien todo lo contrario. Torrevieja es un hospital público gestionado por una empresa privada gracias a una concesión administrativa. En este caso, la gestión pertenece a una Unión Temporal de Empresas (UTE), participada al 45% por Ribera Salud (Bancaja y Caja Mediterráneo), la aseguradora Asisa (35%), la constructora Acciona (10%) y la Clínica Benidorm (10%). Además de construir el centro, dotarlo y pilotarlo, el consorcio tuvo que absorber a cerca de 80 médicos que ya trabajaban para el sistema público tradicional.

Salvo 12 facultativos, la mayoría ha renunciado a su estatus de funcionario para acogerse al nuevo modelo retributivo y a una innovadora cultura de trabajo sanitario, impensable en la organización tradicional de los hospitales públicos.

TELETRABAJO

En Torrevieja se opera mañana y tarde y en sábado, algo que beneficia al paciente, pero tampoco perjudica al profesional porque, siempre que es posible, su horario es flexible y se practica el teletrabajo. Los radiólogos tienen instalados en sus domicilios ordenadores con acceso a Florence, a través de los cuales pueden valorar los resultados de un escáner a cualquier hora, un detalle que también anota el sistema informático y posteriormente compensa. Del mismo modo, se pueden dar altas hospitalarias en fin de semana desde casa, mediante 'webcam'.

"Florence es una herramienta de trabajo más del médico y se ha ganado el prestigio entre los profesionales porque, al contrario que otros programas en el mercado a los que hay que adaptarse, en este caso se ajusta a las necesidades de los facultativos. De hecho, en su desarrollo han participado los propios médicos. Así ha sido posible que renunciaran a usar el papel y mantuvieran una comunicación electrónica desde el primer día", explica Miguel Ortiz, director de Sistemas del hospital.

Ortiz es uno de los 'padres' del citado 'software' y, como corresponde, presume de que los profesionales se han aconstrumbrado al nuevo entorno de trabajo -"la facilidad de uso formaba parte del diseño estratégico del programa, apenas les cuesta 15 días familiarizarse con él"- y de que Torrevieja es ya una "organización digital".

No le falta razón. Toda actividad pasa por su avispada 'hija' virtual, que controla no sólo el hospital sino también los 23 centros de salud y consultorios que integran el departamento de salud 22 de la Comunidad Valenciana.

Esta supervisión se ha revelado muy rentable: "La idea es que sea el médico de primaria el que 'compre' los servicios del hospital e incentivarle según como lo gestione", señala Luis Barcia. Es decir, si el galeno de familia deriva al centro patologías que pueden tratarse en el centro de salud, el sistema lo tiene en cuenta y le 'penaliza'.

Las ventajas de que el primer y segundo nivel asistenciales estén comunicados y compartan la misma información no se acaban ahí. Florence incorpora todos los datos clínicos del paciente desde que pone el pie en la consulta, incluidas las pruebas radiológicas. "Nos da una visión tridimensional del usuario", puntualiza Ortiz.

Estos datos están accesibles tanto para el médico de primaria como para el especialista de hospital, lo que permite una atención continuada real. "El sistema tiene en cuenta la movilidad de los profesionales sanitarios, se puede acceder a él desde cualquiera de los centros, desde casa o desde el domicilio del paciente con un PC tablet [un dispositivo portátil con conexión a Florence]", agrega el responsable de Sistemas.

La agilidad es otra consigna en Torrevieja. Se persigue que el usuario no pierda más tiempo del necesario y, sobre todo, que la atención sea lo más eficiente posible. "Se trata de acabar con los tiempos muertos gracias a las nuevas tecnologías", dice Barcia. Por supuesto, de ello se encarga también el superordenador Florence gracias a un programa que detecta el tiempo de espera del paciente desde que introduce sus datos en el sistema, nada más acceder al centro (ver gráfico) y hasta que es atendido o se le ingresa. Si la demora alcanza las dos horas, el 'software' envía una alarma al móvil del jefe de servicio correspondiente, si llega a tres al director, y si supera las cuatro se 'chiva' al director gerente.

La realidad es que a Luis Barcia no le hace falta poner los pies en el hospital que dirige para saber qué es lo que pasa en cada momento. Florence envía el cuadro de mando del centro diariamente a los teléfonos de todo el equipo directivo: el índice de ocupación, el tiempo de espera, el porcentaje de cirugía ambulatoria, el número de ingresos en proporción con la población atendida... El programa puede evaluar en minutos hasta 300 indicadores clínicos, de actividad asistencial y de gestión. Barcia puede organizar a su equipo desde cualquier lugar del mundo mediante la tecnología sms.

La telefonía móvil es una herramienta de salud más del departamento 22 y está al servicio del usuario. Antes de acudir a urgencias, el ciudadano puede informarse de los tiempos de espera y decidir a qué centro (de primaria o del hospital) le conviene asistir para recibir una atención más temprana enviando un mensaje a un número telefónico que le devolverá otro con los datos de cada establecimiento. Si el paciente lo solicita, se le puede informar a través de este medio de sus citas médicas o los recordatorios de sus vacunas.

La conexión con Florence posibilita, igualmente, que los médicos utilicen este canal de comunicación para ganar tiempo y que el sistema les avise de, por ejemplo, si en radiología ya han realizado el escáner que habían pedido para uno de sus pacientes. De hecho, al profesional se le incentiva también para que mantenga el teléfono abierto incluso en su domicilio, una opción voluntaria para reclutar efectivos en caso necesario. "Estamos pendientes de llegar a un acuerdo con una empresa de telefonía para hacernos cargo de parte de la factura", dice Barcia.

La apuesta por la inversión en tecnologías de la información (este año se prevé invertir otros 200.000 euros en el desarrollo de las aplicaciones de Florence) ha sido bien acogida por los usuarios. Desde que abrió sus puertas, en octubre de 2006, el hospital ha llevado a cabo tres encuestas de satisfacción entre la población beneficiaria. "Hemos recibido una puntación de nueve sobre 10", se congratula el gerente.

Los ahorros del hospital
Imagen diagnóstica. La movilidad de los radiólogos, que pueden trabajar desde casa en horario flexible, permite tener los resultados de una resonancia magnética en apenas 15 días. En otros centros, se pueden demorar entre tres y cuatro meses.
Estancia media. El periodo medio en el que permanece un paciente ingresado es de 4,3 días, una de las cifras más bajas del país. Los médicos pueden dar altas desde su domicilio en fin de semana gracias a la telemedicina.
Plantilla productiva. Las inversiones en sistemas de información han permitido reducir al mínimo el personal administrativo. De los 800 trabajadores que integran la plantilla, apenas 184 se dedican a tareas administrativas.
Balances. Florence captura información de más de 300 indicadores de actividad del centro. En apenas 15 segundos se pueden obtener gráficas para evaluar con datos la asistencia y la gestión. Los médicos logran también en minutos información para presentar en congresos que antes les costaba días o meses tabular.
Informe de alta. El sistema imprime automáticamente todos los datos que se han ido incorporando durante el ingreso del paciente. El médico se ahorra así más de una hora de trabajo.

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Una empresa privada que no debe hacer 'negocio'

Que la sanidad nunca es rentable es algo conocido en el sector público. Pero en el caso de las empresas que se han hecho cargo de prestar asistencia sanitaria gratuita a la población del departamento de salud 22 de la Comunidad Valenciana, la posibilidad de hacer negocio está muy controlada.

La Unión Temporal de Empresas (UTE) que ha construido y explota el hospital de Torrevieja dispone de un plazo de 15 años (ampliables a 20) para recuperar la inversión realizada: unos 80 millones de euros, que fácilmente acabarán llegando a 100 cuando expire el periodo de concesión administrativa.

Actualmente, el centro presta asistencia con un coste un 70% inferior al de los hospitales gestionados directamente por el gobierno regional: se les abona cerca de 572 euros por año y habitante, exigiéndoles la misma calidad y rendimiento que a los puramente públicos. Las desviaciones presupuestarias no están permitidas, ni tampoco superar un margen seguro de rentabilidad.

Si los beneficios sobre la inversión sobrepasan el 7%, las empresas concesionarias están obligadas a realizar nuevos gastos en el centro. «Es decir, si somos eficientes, generamos más beneficios para el ciudadano», destaca Luis Barcia. De momento, las cosas marchan. «Los resultados económicos han mejorado la previsión de la empresa», confirma el director gerente. Tal vez por ello la administración valenciana ha puesto la asistencia sanitaria de más del 20% de su población, unos cinco millones de personas, en manos de proyectos de este tipo.

Además de Torrevieja, los hospitales de La Ribera (Alzira), Manises, Denia y Elche (estos últimos de próxima apertura) son concesiones administrativas a grupos privados. Se trata de un modelo de gestión hospitalaria polémico que, sin embargo, poco a poco se va extendiendo. La Comunidad de Madrid ha copiado la idea valenciana y uno de sus nuevos hospitales, el de Valdemoro, funcionará con concesión.

Fuente: diario El Mundo de España – www.elmundo.es

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